Podemos llegar a diferenciar el código moral de las personas en función de la tecnología que utilizan?
El día 4 de mayo, Wolfire, una distribuidora de juegos independientes, puso en marcha una campaña llamada «The Humble Indie Bundle», donde invitaban a los visitantes a su site hacerse con un bundle de cinco juegos (World of Goo, Aquaria, Gish, Lugaru y Penumbra) por «el precio que decidas». Si ponías un dólar, el precio era un dólar, si ponías quinientos, pues quinientos. Permitían, además, donar parte de lo recaudado a los desarrolladores, a la EFF y/o la Child Play.
Los juegos venían para las tres plataformas mayoritarias (GNU/Linux, Mac y Windows) sin ningún tipo de DRM.
En poco más de veinticuatro horas llegaron más de $270.000, al ritmo de $11.000 la hora.
A la mitad del segundo día se descubrió que los enlaces para las descargas no estaban muy protegidos y que era perfectamente factible bajarse los juegos sin pasar por caja.
Esto planteaba el dilema: ¿Pagar o descargar gratis? Los internautas lo tuvieron claro: la avalancha de dinero siguió llegando.
Los consumidores de Internet cuando perciben que algo es justo, cuando se les concede el poder de decidir algunas de las condiciones en las que van a adquirir un producto y no se les trata como presuntos delincuentes, no tienen ningún problema en compensar a los autores.
Está claro que el negocio de la industria del software, de la música y del cine deben cambiar para adaptarse a las nuevas tecnologías y llegar al máximo número de consumidores por poco precio (mucho por poco es mucho).
Yo pagué seis euros por el pack de juegos, pudiéndomelos haber bajado gratis. Y habría pagado sesenta de habérmelo podido permitir.
Y son mejores que algunos de los comerciales. En esas condiciones, no tengo problema alguno en pasar por caja.
Saludos.