Garito SA es una empresa un poco rara. Disponemos de sede central (digamos «la grande») y luego tenemos varios locales más pequeños repartidos en diferentes sitios.
Esos locales tienen pocos ordenadores y de vez en cuando llaman por algún problema.
La semana pasada estuve en uno de esos locales y lo típico, pues ya que estaba allí a ver si podía mirarme una impresora que arrugaba el papel. A pesar que yo no miro impresoras ni sé quitar un tornillo… la miro.
Los lusers se piensan que «un informático» lo arregla todo. Da igual si es un problema de software, como un problema mecánico, o modificar el código fuente de un programa. Es como pretender que un médico cirujano sepa curar cualquier enfermedad (cáncer, SIDA, un resfriado, etc). Cada médico, dentro de su especialidad conoce su campo de trabajo.
En la informática espera que «un informático» arregle hasta la fotocopiadora o el microondas.
Total, que le miro la impresora y como no sé arreglarla (de hecho no llevo ni herramientas) se la cambio por otra. Le dejo mi número de teléfono PERSONAL para que me llame si tiene algún problema mientras estoy por el local. Al cabo de un rato me llama al móvil porque tenía otro problema. Se lo miro y soluciono.
Y hoy estoy tan tranquilo trabajando como siemrpe en Garito SA y me llaman a mi teléfono mobil. Descuelgo y resulta que es la luser, dice que tiene problemas para acceder a su correo.
Le digo que ese número es mi teléfono personal y que para cuestiones informáticas debe seguir los canales adecuados (abrir incidencia llamando al Call Center). Me dice que no, que tardan mucho y que total que ya que estoy al teléfono, que le mire el problema.
La luser se enfada. Se ofende. Yo sigo siendo educado y le intento hacer entender que no puede llamar a mi móvil. En unas semanas estaré de vacaciones. Os imagináis a los lusers llamándome y molestándome. No, no es lógico.
Pues esta luser no lo entiende y encima se enfada. Lo mejor ha sido que antes de colgar el teléfono (ante mis negativas de ayudarla) me ha dicho literalmente: «Acabaremos mal tú y yo» y cuelga.
Vamos, a mí no se me ocurriría llamar directamente a mi médico de cabecera a su móvil cada vez que me duele la cabeza. Utilizaría los canales habituales, pedir día y hora de visita.
A pesar de tener razón parece que el malo sea yo. Pero mejor mostrarse firme una vez antes que tener a los 3000 lusers llamándome a mi móvil personal.